Normalmente, cuando creemos que nuestros pequeños padecen piojos nos alarmamos de inmediato. Sin embargo, debemos mantener la calma y observar bien la cabeza del niño/a para ver cuál es el mejor modo de actuar.
Es fundamental observar a los piojos para ver en qué proceso se encuentran y así ara poder atacarlos de la manera más eficaz. Par ello, es importante seguir una serie de medidas para prevenirlos, especialmente si ya ha habido alguna infestación con anterioridad.
Lo primero, y más importante antes de tomar decisiones, es revisar la cabeza de la persona afectada minuciosamente. Se puede realizar la observación con el cabello seco o húmedo, pero te recomendamos que lo hagas con el pelo húmedo ya que resulta más sencillo encontrar a estos parásitos; el agua suaviza el cabello y dificulta que el piojos se escondan entre el pelo.
Una vez el pelo está húmedo, te aconsejamos poner la cabeza bajo un foco de luz para poder analizar el cabello y detectar a los piojos; después hay que ir sacándolos poco a poco con ayuda de una lendrera o un peine. Separa el cabello en mechones empezando por la frente y ve avanzando gradualmente hasta llegar a la parte de atrás, a la parte baja en el cuello, sin olvidar poner especial atención a la zona de detrás de las orejas y la nuca (sitios favoritos de los piojos). Mientras avanzas mantén el cabello que ya revisaste separado sosteniéndolo con gomas del pelo u horquillas.
Es importante que se acabe con estos parásitos de uno en uno para que no puedan volver. Y, también, es fundamental prevenirlos.
Para evitar una plaga de piojos lo más importante es detectarla con tiempo suficiente para atajarla e impedir que continúe su expansión. Para ello, lo mejor es dedicar 10 minutos a revisar exhaustivamente el pelo, dos o tres veces por semana, en busca de estos insectos o de sus huevos, las liendres.
Ya no tienes excusas, empieza con tu plan antipiojos y no quedará ni uno.
